“Si supieras que aún dentro de mi alma
Conservo aquel cariño que tuve para ti
¿Quién sabe si supieras que nunca te he olvidado?
Volviendo a tu pasado te acordarás de mí…”
Cada país y localidad tiene una característica cultural que la hace única e irrepetible, el arte y el baile. En Brasil es la samba, en Colombia es la cumbia y en Chile es la cueca. Pero existen aquellos ritmos que traspasan toda ideología y territorialidad, haciéndose universales y no pertenecientes a ninguna cultura. Este es el caso del Tango, baile nacido en el Río dela Platapero como concepto en Europa, que desde el siglo pasado ha cautivado a un sinnúmero de personas y que no ha quedado ajeno a nuestro país.
Gracias a un puñado de apasionados hoy podemos decir que en Chile existe toda una familia construida en torno a esta expresión artística y que es gracias a ellos que se ha difundido por las ciudades hasta la conformación de Clubes que lo practican con entusiasmo y recuerdo.
Hoy el tango no tiene generación, es apreciado por jóvenes y no tan jóvenes, bailado por grandes y chicos y es mirado como un fenómeno que cada día toma más fuerza en Chile, a tal extremo que el año pasado nos dimos el lujo de tener a dos compatriotas como los campeones mundiales de tango escenario año 2008. (Paloma y Maximiliano)
Si, estos compases se han tomado el país, y es un orgullo para los socios del Buenos Aires Tango Club, ser reconocidos como los precursores de tamaña hazaña, quienes con mucho esfuerzo y valentía juntaron dinero y dieron vida al llamado “padre del tango”.
Como línea de tiempo colocamos a la década del 60 como la fecha que marca un antes y un después en la conformación del gusto del tango en Chile. Es en esta década que nace el primer club del país y posteriormente se extiende a lo largo del territorio nacional.
El nacimiento de una familia
En 1963 fue Orlando Tarragó, quien tenia una casa de discos, se interesó por hacer un llamado a través de la radio que estaba en el Teatro Imperial, entre las calles Victoria y Arturo Prat. El tema fue muy simple, quienes estuviesen interesados en formar un club de tango debían responder, y así fue en una primera reunión hecha en el Club Social Wanderino, presidida por el mismo Orlando Tarragó y Pedro Fica entre otros, como nace lo que hoy conocemos como Buenos Aires Tango Club.
Contaron con 15 asistentes a la reunión, para luego juntarse los mismos a la semana siguiente en el Centro Argentino ubicado en Ñuñoa. Para esta segunda oportunidad, ya debían llegar a acuerdos en detalles como el lugar en que se juntarían y los días en que el tango los uniría en esta pasión por el baile trasandino. Fueron los sábados los días elegidos para liberar este gusto.
Para una tercera oportunidad pasaron un sábado en el bar ubicado entre Mosqueto y Monjitas, donde Pedro Fica dio una charla para los integrantes nuevos y no tan nuevos sobre el tango, la forma de bailarlo y su música.
Fue el bar entre las calles Eyzaguirre y Carmen que los recibió de manera definitiva, atendidos bajo la mirada atenta de Isabel Véliz, quien era la arrendataria del lugar y la que les servía cada noche al ritmo cadencioso del bandoneón. No más de 30 personas cabían en el lugar, personas que continuaron con este incipiente club con evidente alegría.
Buenos Aires Tango Club, es el nombre que tomaron desde la primera reunión en el Centro Social Wanderino, y ese es el nombre emblemático que mantienen hasta hoy en día.
Luego de un tiempo a Isabel Veliz le pidieron el local, y de modo rápido debieron buscar una solución, es por esto que Isabel ofreció su propia casa en Recoleta para continuar con esta aventura. Lamentablemente el lugar era tan pequeño que sólo servía para recibir a unos 14 socios y hasta las 12 de la noche podían gozar entre risas y bailecitos ya que la locomoción y la lejanía del lugar no los acompañaba para ese entonces.
En una de esas noches, mientras esperaban locomoción en el paradero de siempre, una idea se les cruzó por la cabeza, una especie de idílico sueño de independencia. Entonces, le pidieron ciertas cosas a Isabel Veliz, como un tocadiscos de maleta, unos pocos discos, 2 bandejas, un jarro y una docena de vasos, para comenzar a buscar un lugar más nuevo y estable para el club y sus socios.
Los pasos de los miembros volvieron al club de la calle Cueto, donde arrendaron el segundo piso del lugar gracias a una integrante que pagaba el valor del lugar. Le pidieron a César Stuardo que hiciera un llamado por la radio nuevamente, quien movió sus contactos dentro del medio. Fue así como el pequeño Buenos Aires Tango Club comenzó a crecer, reorganizándose desde su directiva. En ese entonces quienes tomaron el mando en el club fueron: Luis Cárdenas, María Celeste Hernández, Luis González, César Stuardo, Eduardo Paulet, María Elena Nigro, María Millar, Olga Maturana, Inés Carrasco, Flavia Carrasco y Óscar Pizarro.
Dentro de ellos eligieron una nueva directiva, que tuvo como misión el afianzar las bases del club de tango, establecerse con personalidad jurídica, y darle un toque propio a la unidad que entre ellos se manifestó. Esta directiva fue formada por María Millar como presidenta, César Stuardo como secretario, María Elena Negro como tesorera, Eduardo Paulet como recaudador y Luis González como director.
La tarea y el sueño de crecer se cumplió, poco a poco, Buenos Aires Tango Club fue tomando su lugar entre los fanáticos del baile trasandino y un espacio en las noches en que se juntaban, tanto así que mientras seguían en el bar de calle Cueto comenzaron a recibir visitas del club “Los hijos de Tarapacá”, que por ese entonces de los años60’se encontraba en Mc Iver 555.
El esfuerzo y las ganas de esas noches de baile hacía que las mujeres hicieran queques y canapés, mientras lo único que compraban para esos momentos eran queso y aceitunas, todo lo necesario para lograr que los asistentes estuvieran cómodos. Lo único que debían comprar del concesionario del local era el licor.
La buena y constante asistencia de los socios de “Los hijos de Tarapacá”, provocó que Enrique Miranda, uno de sus integrantes, los invitara para establecerse en ese club de Mc Iver 555. La aceptación los llevó a tener un nuevo lugar estable durante años.
Mientras el tiempo pasaba y el club obtenía más visitas, hubo artistas ilustres que acudieron al lugar. Es así como la anécdota del piano, que los acompaña hasta el día de hoy aparece. Por esos años recibirían la visita de Alfredo de Angelis y su orquesta, la necesidad de un piano se hizo evidente, y la dificultad de conseguirlo también. Todos los años el club elegía una reina que hacía una serie de actividades en las que recaudaban dinero, es así como utilizando el dinero del reinado y buscando un aviso de venta en el diario encontraron el mejor piano posible para recibir la visita de Alfredo de Angelis, teniendo tal éxito que para esa noche no cabía más gente en el club de Mac Iver 555. Hasta el día de hoy se puede apreciar el instrumento en la sede del Club.
El club quiere lugar propio
Pasaron los años en Mc Iver 555 y ya eran tantos socios, que soñaron con un lugar propio que los recibiera. Es así como poniéndose manos a la obra cada uno de los socios donó 500 pesos de ese entonces. El resto del dinero fue conseguido con la venta de diarios y botellas, logrando juntar entre ellos los 13.000 pesos, aproximados, que les costó la propiedad comprada en 1975.
Las ganas estaban, el compás existía, la organización funcionaba, faltaba donde colocar todo ese conjunto de energía para disfrutar del dos por cuatro.
Los inicios fueron modestos en su nueva dirección en Recoleta 1267. Los socios aportaron desde cubiertos, platos, vasos y mucho entusiasmo. Estos amantes del tango pusieron manos a la obra en el sueño de establecerse finalmente en un lugar absolutamente propio. Así nacía el hogar que hoy reúne cada sábado a los socios del Buenos Aires Tango Club.
La casa de ese entonces, a pesar de ser un terreno grande, estaba abandonada hacía mucho tiempo, por lo que sus numerosas habitaciones y suelo de madera, debieron ser arreglados con el esfuerzo y la mano de obra de los mismos miembros del club. Con muchas habitaciones, una chimenea, un patio de luz y un parrón en su patio trasero, se distinguía el lugar como lo que siempre quisieron tener, una casa que representara a la primera familia del tango de Chile.
Luis González y Juan Soto, apodado “el Punta Arenas”, se encargaron de hacer el marco en la puerta de entrada, cambiar el suelo y hacer el escenario que hasta el día de hoy nos acompaña. Poco a poco derribando las paredes y limpiando el piso hicieron una pista de baile que al principio fue tosca y complicada para los tacos de las mujeres, ya que se quedaban atrapados en la madera.
En este espacio han logrado establecerse, creciendo como familia, entre miembros que están desde un principio y los nuevos que se ha encantado por el ambiente y la magia del lugar. En su historia han pasado artistas de peso como Alfredo de Angelis, Argentino Ledesma, Roberto Goyeneche, Edmundo Rivero, apodado “El Feo” o “El feo que canta lindo”, José Basso, entre otros.
Hoy en día, la pista de baile del Buenos Aires Tango Club, tiene un suelo que no incomoda a los tacos de las mujeres y un espacio que hace feliz a los bailarines. El parrón de atrás desapareció para darle el lugar a una cocina y un segundo piso. Un concesionario estable ha tomado la responsabilidad de las cenas en el club, algo que ha dado la posibilidad a los socios de disfrutar completamente, sin más preocupaciones por las comidas a los asistentes, sólo bailando y disfrutando del vaivén del bandoneón en un tango con historia. La misma historia que sigue encerrando esta casa de Recoleta 1267, que durante sus años como Buenos Aires Tango Club no sólo ha recibido a grandes estrellas, sino que ha servido de lugar de celebraciones, desde matrimonios, cumpleaños y aniversarios. Todo lo que los une esa necesidad y gusto por un buen baile, un baile que ha dejado más que historia, uno que ha formado una familia.
El Compromiso
Desde el principio del Buenos Aires Tango Club, la organización incluyó cosas que los distinguieron y distinguen hasta hoy en día:
Directiva: Existe la elección de una directiva que se hace cargo de mantener el club, son ellos lo que dejan el mismo corazón en sus funciones para lograr que el Buenos Aires Tango Club mantenga el mismo espíritu que ha tenido desde su nacimiento, el baile y el encanto que tanto llama a los nuevos u ocasionales asistentes al club. Esta directiva vela por el cumplimiento de las normas y de las tradiciones que han quedado con el tiempo, así como también con la mantención del concesionario y de la integración de nuevos socios.
Comisiones de Fiesta: Todos los fines de semana dos miembros del club tenían un turno donde se hacían cargo de las cosas para comer y beber en el lugar. Podía ir desde un rico plato elaborado hasta unas papas fritas, aceitunas y queso, todo lo que hiciera disfrutar a los asistentes, siempre poniendo especial énfasis en hacer del club algo lo suficientemente grato como para desear volver cada sábado. Hoy en día esta comisión no existe, ya que por crecimiento y por facilidad para los socios, se cuenta con un casino concesionado, lo que permite que todos los socios asistentes en las noches de baile, puedan disfrutar sin pensar en qué cosas llevar para comer. El casino concesionado trabaja con excelente atención, buena comida y precios al alcance de todos los bolsillos.
Cada noche de Sábado dos socios se encargan de recibir a los visitas y dar la bienvenida a los socios, todos ellos vestidos formalmente para engalanar la velada que disfrutamos.
Nuestras visitas elogian el ambiente familiar, la formalidad de la camaradería, el espacio acogedor y la calidad musical, lo que convierte a Buenos Aires Tango Club en uno de los mejores salones de baile de tango del país.
Comité de disciplina: Hasta la actualidad existe esta comisión que permite hacer de este club un lugar diferente, limpio y tranquilo de personas que intenten causar disturbios. Desde la vestimenta y la forma de comportarse es lo que este comité se hace cargo. Todos quienes quieran gozar de esta pasión por el tango deben asistir al club con ropa formal o decente y tener una actitud respetuosa. Esto permite que el Bueno Aires Tango Club, tenga un ambiente de calidad única para sus nuevos visitantes y el prestigio por el cual han luchado tantos años.
Tradiciones que viven pese al paso de los años
Siempre hay algo más que los distingue, sobre todo por los años de historia que se han dibujado entre pasos de baile en la pista del Buenos Aires Tango Club. Desde el ambiente familiar y ameno que se vive, hasta situaciones tan simples pero emblemáticas como las tres cuecas a media noche, que recuerdan nuestras raíces. Quienes llegan a este club no sólo pueden disfrutar viendo a otros bailar, sino que pueden aprender ellos mismos en las clases de tango y de cueca que se imparten en el lugar, llegando a tener incluso su propio grupo de folclore.
Las clases de Tango son impartidas por los mismos socios, quienes aportan su tiempo y conocimiento.
Los cumpleaños de los socios no pasan inadvertidos para el Buenos Aires Tango Club, siempre que alguno de ellos está celebrando esta importante fecha, sus compañeros de baile y amigos, la o lo sacan al centro de la pista para bailar el Tango himno “La Cumparsita” y brindar con el socio festejado. Es así como los años pasan y también se da la opción de la emotiva despedida de los socios que fallecen, que pasando sus carrozas fúnebres frente al club, reciben los elogios de sus amigos entre pétalos de flores y la melodía deLa Cumparsitade fondo.
Los años no hacen mella en el Buenos Aires Tango Club, que toma fuerza y familiaridad en cada noche de fin de semana, que entre pasos y vueltas en la pista de baile recibe a quienes son amante de este baile que es una mezcla de pasión y romanticismo. Famosos como Jorge Yáñez, Walter Kliché, Godfrey Stevens y jóvenes periodistas de TVN como Claudio Fariña y Carla Zunino, se han visto hechizados por el encanto de estas mágicas noches bonaerenses en plena Avenida Recoleta, entregando más prestigio y reconocimiento a esta familia del tango que cada día que pasa se hace más grande y reconocido.
En la actualidad el club se ha abierto y comprometido con la comunidad donde esta inserto, comenzando hace algún tiempo con la participación de varias parejas de monitores en la celebración del aniversario del Persa Zapadores (sindicato Nº2) realizando una brillante demostración de tango. Al año siguiente se conmemoró el día Internacional dela Mujerdestacando a mujeres significativas de la comuna. También en varias oportunidades hemos apoyado a diferentes organizaciones sociales con presentaciones bailables en lugares emblemáticos de la comuna de Recoleta como la población Angela Davis, población Quinta Bella y la gran presentación del Grupo Folclórico de Buenos Aires Tango Club en el Gimnasio Municipal de la comuna.
Antecedentes recolectados por
Javier Sapunar Navarro y Soledad Arriagada Espinoza
Periodistas
buenosairestangoclubchile 